El oro en su estado puro es blando, por lo que es normal que las piezas de oro puro se lleguen a dañar. Para evitar esto, es habitual que se trabaje con aleaciones para mejorar su resistencia y durabilidad.
Oro amarillo
El tono amarillo brillante que comúnmente conocemos se consigue mezclando oro puro con plata, cobre o zinc. Al ser la aleación más natural, es poco probable que cause alergias en la piel.
Requiere poco mantenimiento, es uno de los más conocidos y empleados, sobre todo el oro de 18 quilates.
Oro blanco
Otro tipo de oro empleado en la joyería, sobre todo en alianzas o en anillos de compromiso, es el oro blanco. Esta aleación es el resultado de combinar oro puro y un metal blanco, como puede ser el níquel, la plata, el paladio o el platino.
La pureza del oro blanco también se mide en quilates y es más duradero y resistente a los arañazos que el oro amarillo, de ahí que se escoja para el tipo de piezas antes mencionadas.
Oro rosa
El oro rosa es muy popular en la actualidad. Para lograr este tono tan característico se mezcla el oro con el cobre y la plata. Pero no solo hay oro rosa, sino también rojo. La diferencia entre uno y otro es la cantidad de cobre que contiene pero la diferencia a simple vista puede ser muy sutil.
Debido a su cantidad de cobre, el oro rosa es más duradero que el oro amarillo o blanco.
Oro Verde
El oro verde (o Electrum) se ve muy poco. Es una aleación natural de oro y plata y, a veces, de cobre. Es la plata la que le da ese aspecto de amarillo verdoso, no llega a ser verde del todo.
Oro gris
Por último, el oro gris está hecho de oro con paladio, aunque para hacer piezas más económicas también se utiliza la plata, el manganeso y el cobre.